miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL FLACO LIMA











Nacionalidad Fronterizo

Por Carlos María Lima

"Como que por aqui está

nascendo uma nova

nacionalidade, a de fronteiriço".

(Del comentario popular)

Sin querer ser irreverente con la lengua de Camões y las debidas licencias de mi profundo amor a mi lengua madre, la del maestro Cervantes, quiero ubicar en descripciones y decires un lugar de la América, frontera no por casualidad y sí por necesidad, donde los lugareños se enorgullecen de exhibir al visitante su Línea Divisoria, una suerte de calle de doble vía, una en un país, otra en el otro; y no por accidente, una Plaza Internacional, interrumpe la línea trazada de Marco a Marco, mojones de apoyo para un trazado zigzagueante que separan-unen (?) dos países, dos nacionalidades, dos lenguas y tres culturas: una de ellas común a ambos lados de la frontera.

Lo común a ambos lados de la frontera es la cultura de la integración, o mejor dicho, una cultura surgida de la convivencia internacional y pacífica de ambos pueblos, que por su hábito de vivir solidaria y fraternalmente, sin quererlo, le pusieron nombre a la frontera uruguayo-brasileña en esta latitud: La Frontera de la Paz.

En sus orígenes fueron asentamientos militares, que dieron lugar más tarde a la fundación de pueblos que, desde sus primeros balbuceos urbanos se necesitaron mutuamente, y creemos que aquí radica la mística de la fraternidad y como que la sentencia de José Hernández: "Sean unidos los hermanos..."(1), aquí fue observada sin cuestionamientos.

El espíritu de los legisladores, dice la historia, fue asentar estos dos pueblos como vigilantes mutuos de los intereses de sus respectivos países. Pero los legisladores de la época, tan centralizados en sus acciones como hoy, desconocían una realidad que en el presente, a casi dos siglos de los procesos fundacionales, siguen centrando el poder y la administración política, allá lejos, allá por Brasilia y allá por Montevideo, mientras que aquí no quedaba otra que arreglarnosla de algum jeito y ese "jeito" fue bem brasileiro y castelhano. Sin duda, porque hasta hoy nos seguimos entendiendo entre gaúchos y paisanos.

Y hasta los festejos de las fechas que nos son más caras, también son cosas de festejarlas en casa y en la del vecino. Tradicionalmente se vive la Fiesta Mayor de las Patrias Oriental y Brasileira, extendiéndolas del 25 de Agosto (Independencia del Uruguay), al 7 de Setembro (Independencia de Brasil) en actos patrios, deportivos y sociales, con el protagonismo en común de los ciudadanos de ambas Patrias, convidados de honra, mutuamente. Si hurgamos en lo más ancestral de nuestra cultura popular, la primera identificación la ubicamos precisamente en el tradicionalismo. Nuestros poetas fronterizos, se disputan las licencias poéticas utilizando la giria o la jerga criolla y gauchesca, para adornar sus rimas y así rendir homenaje al vecino, al más puro estilo payadoril o repentista, porque después de todo esa es nuestra lengua madre: a que fala o povão!

Pero no sólo lo popular y tradicional nos es común. Nos son comunes también las más diversas inquietudes de las expresiónes humanas y de ahí el fenómeno curioso del surgimiento de Instituciones Binacionales de todo orden, desde el social o deportivo, de servicio, empresarial y veladamente hasta político, sobre todo en épocas de elecciones en uno u otro país. Claro, los uruguayos viven allá y los brasileños viven aquí, y hasta los hay de doble nacionalidad porque "-O meu pai me inscreveu aquí y lá"(2), en referencia al Registro Cívico. Y el carnaval también es uruguayo-brasileño, porque el desfile comienza por allá, del otro lado y termina por aquí, de este lado. Y allá se deleitan con el tango y con Gardel, mientras aquí se derriten nuestras emociones con Vinicius o Caymy. Y cuando el asunto es a nivel de selecciones nacionales, el fútbol nos separa en nuestras comuniones por sólo exactamente 90 minutos, los que dura el partido, y después... todo sigue como estaba porque la urgencia de seguir siendo fraternos puede más que los colores de la selección nacional y por igual admiramos a Pelé o al negro Obdulio, sí, aquel de Maracaná.

Y en el Instituto Anglo y en la Alianza Francesa, se misturam entre alumnos y profesores, uruguayos y brasileños. Y la Cámara Empresarial es binacional, y el Club de Leones se llama Integração, porque lo integran los de aquí y los de allá o como la Asociación Cristiana de Jóvenes que del otro lado es la Asociación Cristiana de Moços, pero que todos la conocen , en su sigla como la ACJ/ACM.

Pero esta integración trasciende lo urbano. Es común que ciudadanos brasileños utilicen los caminos rurales del Uruguay para trasladarse a sus fazendas que están, si bien del otro lado, sobre la Línea Divisoria, y el camino esta feo. No importa, el Prefeito prestará sus máquinas y a mão de obra corre por conta da Intendencia.

Lindaría con lo inconcebible, para quien no es acá, por ejemplo: el Cónsul uruguayo ejercía su cargo en Brasil, pero estaba radicado en Uruguay, a pesar, inclusive de estar casado con una brasileña madre de hijos uruguayos.

En lo académico, la erudición también trasciende fronteras y por eso los foros, los seminarios, los encuentros, las jornadas, aquí siempre son internacionales, porque nuestras realidades socio-culturales también son indisolubles y para ellas no existen límites, son resultantes de las actitudes humanas y el humano es gregario y sus sentimientos son universales, porque esa es la ley del hombre, aunque el hombre quiera ponerle fronteras habrá, algún día ¿cuándo?, un mundo sin barreras y el abrazo también será universal, cálido, fraterno, como el abrazo que todos los días comparten riverenses y santanenses, na Fronteira da Paz, que sólo amojona el donde comienza Uruguay o el donde finaliza Brasil, circunstancia que tampoco ha sido nunca preocupación de los ciudadanos de la nueva nacionalidad: la de fronterizos.

.1) Del poema gauchesco "Martín Fierro de José Hernández

.2) Situación común en la frontera, previendo situaciones futuras de emigración desde uno u otro país.

LA CULTURA DE LA INTEGRACIÓN

Por Carlos María Lima

Ningún hombre es una isla,

algo complejo en sí mismo;

todo hombre es un fragmento

del continente,

una parte del conjunto...

John Donne, 1624-(Inglaterra)

Desde la firma del Tratado de Asunción, se han venido ensayando advertencias sobre el impacto que la conformación del Mercado Común del Sur, acarreará en perjuicio de las comunidades de los países que componen el Mercosur. Y las advertencias parten desde los más diversos sectores de opinión: empresarios, sindicatos, sociólogos, sicólogos sociales y hasta antropólogos, han incursionado en el análisis de las situaciones que podrían derivar de la integración.

Uno de los fenómenos sobre los que se recurre, es el de la aculturación, como consecuencia de lo que el Tratado consagra como "libre tránsito de personas", lo que permitiría, con el tiempo, la invasión de hábitos y costumbres ajenos a nuestra idiosincrasia, algo que estaría atentando contra nuestra identidad cultural fundamentalmente.

En lo que respecta a nuestra región, esa preocupación no tiene lugar, pues en cuanto a cultura integracionista, la presencia de nuestros pueblos uruguayo y brasileño, conforman un verdadero paradigma. Aquí vivimos la integración desde el día de los primeros asentamientos de uno y otro lado de la frontera, donde el ejercicio de la fraternidad es el estado de ánimo que campea a más de un siglo largo.

Los santanenses -brasileños- y los riverenses -uruguayos-, mantienen intactas sus identidades en un permanente culto a sus raíces, y ambas comunidades a su vez, cultivan los rasgos de sus identidades, casi diríamos, instintivamente, lo que resulta en una manera de vivir ejemplar, generando un fenómeno social que escapa a las generalidades del comportamiento humano, en lo que hace a las relaciones internacionales y que tanto desvelos provoca, precisamente a sociólogos y antropólogos.

Como consecuencia de esa manera de vivir, un permanente intercambio de hábitos y costumbres, es que surgen elementos que a su vez son comunes a ambos pueblos y consecuentemente, también patrimonios culturales de ambos. Y comencemos por el simple de esos rasgos: el portuñol, que tantos desvelos, también, ha causado a los "custodios" de las identidades nacionales. Aquí también nacen patriotas, sin falsos nacionalismos y no se conocen los apremios que derivan de la soberbia de algunas soberanías.

Las culturas uruguayo y brasileña, las identidades brasileñas y uruguayas, se mantienen intactas a cada lado de la frontera, pero a su vez, y este es el detalle curioso, como consecuencia del permanente intercambio, nace una tercera cultura que es precisamente la forma de vida, la convivencia de dos nacionalidades, dos lenguas, y siempre un mismo sentimiento: el de la fraternidad,

Estas son, simplemente, algunas de las razones por las que no habrán, nunca habrán aculturaciones que deterioren nuestras identidades y, consecuentemente, la aculturación, porque por aquí, nunca pasará.


1 comentario:

  1. Interesante entrevista. Estoy juntando material sobre el Flaco Lima, si tienen algo más me interesa. Gracias

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